martes, 9 de octubre de 2012

El paquete, un relato de Infinity.



El estruendo de los disparos rompió la quietud del frondoso bosque continental. Las balas perforantes hicieron saltar pedazos de vegetación alrededor de los fusileros, derribando a uno de ellos, impulsándolo hacia atrás desmadejado, con dos agujeros enormes en el pecho ensangrentado. Los demás soldados, incluido el Auxilia que se encargaba de la seguridad del prisionero, corrieron a ponerse a cubierto.

La voz del sargento James Chandra crepitó en el comunicador táctico de Shidar.
-         ¿Shi, lo has visto?
-         Afirmativo, sargento, un Cosaco Veterano a las 2 en punto.
-         ¡Acaba con esa ametralladora ya!
-         Estoy en ello, sargento.

Shidar divisó a través de la espesura la corpulenta figura del Cosaco Veterano Ariadno, que disparaba su HMG sobre la unidad de fusileros de escolta. Gracias a su visor multiespectral N1, el patrón mimético de la armadura del Ariadno no le servía de nada. No podía camuflarse de él. Shidar avanzó entre los helechos rápida y silenciosamente, como solo un Bagh Mari de Acontecimiento podría hacerlo. Acechó como un cazador a su presa y centró su punto de mira sobre la figura del soldado acorazado Ariadno, que seguía machacando la posición de los Fusileros. Shidar sabía que los Veteranos Cosacos eran unos bastardos muy duros, por lo que debería atacar de forma contundente y letal. Afianzó su HMG sobre el tocón de un árbol tapizado de musgo y apretó el gatillo. Su arma escupió una ráfaga de proyectiles pesados de alta velocidad que atravesaron la espesura, segando ramas y derribando al soldado Ariadno con varios impactos.

El Ariadno se quedó inmóvil durante un segundo, para seguidamente empezar a levantarse. Shidar no podía creerlo, su armadura había detenido una ráfaga de ametralladora a tan poca distancia. El Veterano, cojeando visiblemente, se arrastró para intentar ponerse a cubierto, mientras respondía al fuego de Shidar con su propia ametralladora. Los proyectiles antiblindaje volaron por encima de su cabeza, su traje mimético y la vegetación le convertían en un objetivo difícil y el Ariadno estaba herido, trastabillando mientras disparaba su arma desde la cadera.

Shidar se desplazó rápidamente, buscando un mejor ángulo desde el que poder dispara de nuevo sobre el veterano. Cuando lo tuvo a tiro, centró la retícula de su visor multiespectral y disparó. El Ariadno, acorralado, respondió con sus propios disparos, pero la ventaja del Bagh Mari fue decisiva y el Ariadno recibió dos impactos que penetraron su armadura de Tesseum y lo lanzaron hacia atrás en medio de un surtidor de sangre.

-         ¡Despejado! – Informó Shidar por el comunicador.
-         Equipo, avancen – ordenó Chandra

Los fusileros flanquearon al Auxilia y su prisionero y avanzaron a través del bosque en dirección al punto de encuentro. Chandra vio a través del enlace por satélite que unidades enemigas intentaban interceptarlos desde ambos flancos. Pronto los tendrían encima.

-         Bien chicos, el transporte está a doscientos cincuenta metros ahí delante. Seguid avanzando, no os paréis. Shid, toma posiciones en el flanco derecho, yo me encargo del izquierdo. Vamos a tener compañía en breve y debemos mantenerlos lejos del objetivo.
-         Tranquilo sargento – contestó Shidar – no pasará ninguno.





El constante traqueteo del motor del transporte blindado estaba poniendo a Hal de los nervios. Pocas cosas, a parte de la inactividad de la espera, crispaban los nervios de un Caballero Hospitalario, pero si además añadías un ronroneo estridente e insoportable, se convertía en algo insufrible. La patrulla de recogida, compuesta por él mismo y un par de veteranos de la infantería pesada táctica del ejército (conocidos coloquialmente como Orcos) debía mantener la posición y defender el transporte que recogería al prisionero y su escolta. El Coronel Voronin era un prisionero valioso, pues tenía información relevante sobre las defensas de los yacimientos de Tesseum en Rodina, así que era imperativo su traslado a una prisión de máxima seguridad donde se le pudiese interrogar adecuadamente. Hal podía oír el eco de los disparos en la espesura del bosque, más allá del claro en el que esperaban, pero sus órdenes eran claras, no abandonar la posición hasta asegurarse de que el transporte partía sano y salvo.

El auxilia que custodiaba a Voronin y su prisionero aparecieron por el sendero de la derecha y se aproximaron a la carrera, buscando la cobertura de las barricadas en las que el caballero y los Orcos se habían afianzado. El Dronbot del auxilia no apareció por ningún sitio, así que supuso que lo habría perdido en el combate, habían tenido un viaje movidito.

-         Vamos, vamos, súbalo al transporte.- dijo uno de los Orcos, haciendo movimientos con la mano.

Los dos hombres habían llegado junto al Orco cuando una ráfaga de disparos de ametralladora retumbó a la derecha. El Orco se lanzó sobre el auxilia y lo derribó junto a su prisionero, cubriéndoles con la gran masa de su armadura pesada potenciada. La armadura detuvo gran parte de los impactos, pero dos proyectiles penetraron su placa facial, destrozando su cabeza y matándolo en el acto.

El auxilia se arrastró llevando consigo al maniatado coronel Ariadno. Hal apareció a su lado y los arrastró a ambos sin esfuerzo tras las barricadas.
-         Tadeo – dijo al Orco superviviente – sube a estos dos al transporte, voy a cargarme a ese hijo de puta.
-         Pero señor, sería mejor retirarnos...
-         ¡Si dejamos que ese tipo siga disparando, puede dañar el transporte y entonces su que la habremos cagado!
-         Entendido – respondió el Orco – Buena suerte.
-         No la necesito- contestó Hal, sonriendo bajo la máscara facial en forma de cruz – El Señor vela por mí, colega.

Salió corriendo hacia las rocas de las que provenían los disparos. Divisó al paracaidista Ariadno parapetado entre dos columnas pétreas. Hal corrió en pos de él, cubriéndose en la vegetación dispersa y esquivando las furiosas ráfagas. Un proyectil impactó en su hombrera derecha, arrancándosela y haciéndole perder el Fusil Multi, a punto de derribarlo. Hal se repuso y siguió corriendo; gracias a la musculatura potenciada de su armadura acortó distancias rápidamente, al tiempo que desenvainaba su espada. El Ariadno, viéndose entorpecido por su ametralladora a tan corta distancia, se deshizo del arma y desenfundó su pistola, vaciando el cargador a bocajarro contra el caballero a la carga. Un disparo afortunado encontró un resquicio en el agrietado blindaje del torso derecho y le hirió, haciendo manar un surtidor de sangre, pero Hal no se detuvo. Llevado por la inercia, descargó una estocada transversal que dio de lleno al Ariadno; la tecnología de filo explosivo de su mortífera espada provocó una detonación focalizada a lo largo de la espada que hizo pedazos al Ariadno, partiéndolo en dos.

Hal se dejó caer de rodillas frente al cadáver humeante, clavando la espada ensangrentada en el suelo. Un dolor ardiente irradiaba desde su pecho hasta la espalda y le costaba respirar, sus conocimientos médicos le indicaban que tenía un pulmón perforado. Cuando escuchó el rugido de un motor, se giró para ver el transporte alejarse por el camino pedregoso hacia la base y a Tadeo corriendo hacia él con un kit de primeros auxilios en la mano.

- Misión cumplida – murmuró el caballero, antes de caer inconsciente en el suelo embarrado del bosque.

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